13 de abril de 2010

Una nueva vida




"Grata noticia la que recibimos hace unos meses, y quizá esa alegría y esa emoción no tienen nada que ver comparadas con el placer de sentirte y transmitirte más de cerca mi fuerza y mi orgullo de tenerte entre nosotros, porque hemos traído un nuevo hilo de vida a este mundo, donde no viene mal un poco de ingenuidad de niño.
Durante este tiempo he estado tratando de imaginarme tu cara, tu sonrisa, tus ojos, pero nada contrastado con la realidad de ver el primer rayo de luz que te alumbraba. Esos momentos mágicos que había tenido soñando contigo, dejaban de ser sueños para convertirse en reales.
Pienso que ha sido prácticamente imposible que no hayas notado mi amor y mi cariño, aún antes de concebirte, porque seguía muy de cerca todos tus pasos, tus movimientos.
Me he dado cuenta que estaba equivocada, pensaba que serías la intranquilidad en persona, pero todo lo contrario, por ahora sólo eres un remanso de paz.
No te voy a negar que los últimos días imaginando tu llegada han sido interminables, me podía la impaciencia porque llegase el instante donde nuestras miradas se encontraran por primera vez.
¡Al fin llegó! Y pasaste de ese calor maternal interior al mundo real. Debe ser duro el cambio para tí, ahí dentro estabas solo, disfrutando del descanso, y cuando dejaste mi vientre, tenías tantas manos alrededor tuyo, parecías desorientado.
Pude escuchar tu primer llanto, ese que jamás se me olvidará en lo que me resta de vida, la espera había terminado, te rodeaban mis brazos y los de tu papá, que te cobijaban en mi pecho.
Notábamos tu inocencia, tu fragilidad, la dependencia que tenías hacía mi.
Tus ojos abiertos como platos tratan de reconocer e identificar todo lo que te rodea.

Te confesaré un pequeño secreto, el primero que te hago: tengo miedo. Miedo de no saber si podré dar la talla como madre, de no saber si seré la madre que hubieras escogido para ti. Ójala tengas la paciencia de saber perdonar mis fallos, pequeños o grandes, que posiblemente serán fruto de mi esmero o empeño.
Deseo que crezcas fuerte y sano, y que seas muy feliz.
Posiblemente he sido egoísta por traerte a este mundo, en el que a veces, suceden cosas que no son nada agradables o hermosas,  pero en el fondo lo hago porque creo que la vida vale la pena.
Estaré ahí para sostenerte cada vez que te tropieces, para secar tus lágrimas cuando llores, para escucharte mientras hablas.
Debes esforzarte por tratar de dar lo mejor de ti a este mundo, porque seguro el tratará de darte y sacar lo mejor que haya en tí.

Te quiero.
Mamá."




Esta entrada va dedicada a Goretti y Alfredo, que hace unos días sintieron la felicidad de ser padres, y su vida se llenó de un poco más, con la llegada de su primer hijo.
FELICIDADES.


También me gustaría que todos los que sois padres, y tenéis el placer de conocer dichas senciones, la disfrutéis.


Un saludo a todos.




"La vida tiene su valor sólo cuando hacemos que valga
la pena vivirla"
                                                   Friedrich Hegel (1770-1831) filósofo alemán